Ensartado con mostacilla: técnica de tradición en las manos de la comunidad kamëntsá
Acompáñanos a conocer en qué consiste el ensartado con mostacilla y descubre la historia de Ligia Juajibioy, una artesana con más de 40 años de experiencia en el oficio. ¡Bienvenido(a)!
Mostacilla: ¿qué es y qué la caracteriza?
La mostacilla, también conocida como chaquira, cuenta o pepita, es uno de los insumos más empleados en la producción de bisutería terminada. Se forma a partir de cristales de sílice, los cuales son fundidos a altas temperaturas y mezclados con pigmentos.
Generalmente, la mostacilla viene en forma de dona, es decir, redondeada y achatada. Sin embargo, podemos encontrarla en una gran variedad de formas como cilindros, canutillos (formas cilíndricas más largas), cuadrados, triángulos y twin o superduo (un ovalo con dos orificios). Así mismo, como en muchos insumos de bisutería, se comercializa en diferentes tipos: Rocalla Miyuki, Checa o Preciosa y China.
Gracias a su diversidad de formas, y a las figuras geométricas, texturas y colores que la caracterizan, la mostacilla da vida a cientos de artesanías elaboradas a partir de una manera tradicional del tejido llamado, precisamente, ensartado con mostacilla.
Artesanías con mostacilla hechas por la comunidad kamëntsá
Las artesanías son una de las mayores fuentes de ingreso para las mujeres madres cabeza de familia de la comunidad kamëntsá, quienes desde tiempo inmemorial trabajan los oficios tradicionales de la tejeduría, destacándose el tejido en guanga y el ensartado con mostacilla.
Ligia Juajibioy, nacida en Sibundoy – Putumayo, miembro de la comunidad kamëntsá, es artesana y una gran líder, lleva más de 40 años dedicada al tejido en guanga y al trabajo con mostacilla.
Ligia trabaja la técnica de ensartado con mostacilla desde que decidió, por mera inquietud y curiosidad, pedirle a su prima que le enseñara:
“La mostacilla la trabajo hace más de 10 años. A mí me enseñó una prima. Yo la miraba que hacía corazones, accesorios para el cabello y aretes muy hermosos. Entonces, yo era inquieta por aprender y ella me enseñó los primeros pasos”.
Esta artesana ha dedicado muchos años a perfeccionar su técnica creando piezas que son comercializadas a nivel nacional e internacional.
Ligia prefiere usar la chaquira checa, porque este tipo de mostacilla le permite elaborar “muchas cosas, como son las manillas, los aretes, las correas y los llaveros colibrís... Bueno, infinidad de creaciones”.
¿Cuál es el secreto del éxito?
Aquí, sin duda, el éxito es la creatividad y la capacitación constante con las que se trabaja la chaquira; por eso, esta curiosa artesana no se cansa de aprender:
“Entro por Internet y allí enseñan muchas cosas bonitas. Hay tutoriales para aprender lo que uno quiera. Entonces, doy gracias a Dios porque he aprendido muchas cosas y así lo he podido compartir con otras personas”.
¿Qué es lo más bonito de este oficio?
“Lo más bonito que yo hago es todo, porque con la chaquira, si uno sabe combinar, se pueden hacer muchas cosas. Uno crea, se recrea y se divierte haciendo esto”. No obstante, “en estos momentos, lo más bonito que estoy haciendo es que Oficio & Arte me encargó hacer unos prototipos de flores, y logré hacerlos, y ahora se están comercializando”.
Ligia siempre ha tenido muy presente el desarrollo económico y personal de las mujeres artesanas que conforman la Asociación Arte Shembaseng, por lo que, al hablar de lo bonito de su labor, también destaca que lo importante de sacar adelante este oficio y darlo a conocer a la comunidad nacional e internacional, es que se convierta en un puente de trabajo que se pueda compartir. Y en esto, OF&ARTE, encabezado por su CEO Martha Alvarez, ha sido fundamental.
“Gracias a Marthica por la confianza y por esta fuente de empleo para mí y mi comunidad”.
Una invitación especial
“Quiero decirles a otros artesanos que lo que yo hago, ellos también pueden hacerlo. Pueden aprender y, una vez tengan el conocimiento, conservarlo y, más que todo, fortalecerlo, para que nuestra tradición no se pierda, porque en la chaquira nosotros expresamos el colorido de nuestra chacra tradicional, de nuestra huerta tradicional y, en especial, ahí plasmamos el día grande que es el Día del Perdón”.
Justamente, en este 2023, el Carnaval del Perdón se realizó el pasado 20 de febrero en todo el Valle de Sibundoy – Putumayo, donde la comunidad kamëntsá lució adornada con todos sus objetos y rituales y con todo lo que hace a través de sus oficios tradicionales.
¡Da a conocer esta noticia para que el Carnaval del Perdón, declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad, sea conocido en más lugares!
Gracias por leernos.